Coincidiréis conmigo en que, en ocasiones, las
redes sociales nos ayudan muchas veces a conocer gente que merece la pena. Aunque a veces nos gustaría ser capaces de cortar con ellas al más puro
estilo pirata, es decir, cortando la cabeza de nuestro Twitter, Facebook o
cualquiera de ellas (recientemente he descubierto que hay algo así como
tropecientas mil que no conocía, ahí es nada), otras nos descubren mundos,
gentes o cosas que terminan por formar parte de nuestra vida, aunque solo sea
de manera virtual, y nos acercan más a todo aquello que de otro modo nunca llegaríamos
a conocer.
Pues
bien, en mi caso o, mejor dicho, en el caso del blog, tengo que reconocer que
estas herramientas, casi de trabajo para mí en esta parcela de mi vida, han
sido las descubridoras de grandes personas y de muchas oportunidades que nunca
me cansaré de recordar. Y os voy a contar el motivo de estas líneas…
Es
cierto que a veces te gustaría conectar/ contactar con alguien al que
continuamente lees en alguna de estas redes sociales, con alguien que marca
algo tuyo con el tan valorado y apreciado “me gusta”, con alguien al que le
gustan las mismas cosas que a ti o que le interesan temas que a ti también te
interesan, o es alguien al que admiras y con el que te gustaría hablar, pero no
te atreves, te da corte, piensas en si le molestará, en si le extrañará, en si
le parecerá un absurdo el que lo hagas y al final pasan dos cosas. Lo haces o
no lo haces. Lo normal en lo que viene siendo “la vida”, vamos.
Yo
era de las que pensaban que no merecía la pena, que nunca conseguiría, por
ejemplo, que alguien al que admiraba me contestase o que alguien al que leo
continuamente le interesara algo mío. Son esas cosas que pasan que te hacen
dudar de ti misma y que muchas veces son las culpables de que nos quedemos son
descubrir algo que merece la pena. Gracias a Dios, y a este blog, yo di ese
paso adelante hace mucho tiempo y he conseguido contactar de manera exitosa con
alguno de mis ídolos, como Pepa Sastre, Pedro Morata, Carlos Goñi, Alberto Comesaña, Luis Leante,
Fco. José Motos, Luis Eduardo García y con muchos de mis lectores a los que, a
pesar de no conocer personalmente, me he acercado a través de estas
plataformas. Y es gracias a uno de ellos, de estos lectores anónimos, de estos ídolos
silenciosos y desconocidos, que esta tarde estoy sentada escribiendo este post.
Porque a todos nos gusta que nos adulen y El
Blog de Isa Pérez ha sido adulado hoy, de lo cual, y como sabéis, siempre
me enorgullezco. La frase exacta ha sido “seguiré leyéndote porque eres un
oasis en Twitter”, y me ha encantado… Nunca el blog había recibido ese piropo, nunca
había sido calificado así. Y creedme cuando os digo que, para alguien que
utiliza tan a menudo la palabra paraíso
en su vida como yo, me parece de lo más tierno comparar mis escritos con esos mágicos
lugares que nos hacen sonreír cuando pensamos en ellos. Yo he sonreído al leerlo,
la verdad…
Y
claro, después de leerlo, me he puesto en plan creativo… Diccionario abierto, búsqueda
iniciada… ¿Sabéis los significados de esta palabra? ¿Sabéis qué es un oasis?
Dice el diccionario que, además de ser un lugar en medio del desierto donde los
nómadas se aprovisionaban de agua, un oasis es también lo que describimos como
un momento de alivio o descanso en medio de una época de penalidades o problemas,
algo agradable que encontramos dentro de algo desagradable… Un rato de relax en
medio de la vorágine del día a día… ¡Es fantástico! ¿No creéis que es uno de
los mayores halagos que podía recibir mi publicación? Más aun teniendo en cuenta
que estoy súper gandul y lo abandonados que os tengo… Así que, hoy, me he
sentido muy bien al leer eso. Y he pensado que, a veces, no es tan mala idea
acercarte a alguien que sabes que está ahí aunque tengamos la pantalla del móvil
o del ordenador de por medio. Basta con decir “hola”.
Basta
con decir “gracias”.
Bss.
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